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Valoraciones culturales y artísticas. Las intervenciones en el patrimonio.

Estamos rodeados de arte. Nuestros templos y calles están plagados de cultura, de la historia que siglo a siglo se ha ido conformando y que nos ha sido legada. Vivimos en un momento en el que nuestro patrimonio se nos muestra sirviéndonos de apoyo para ensalzar y engrandecer más el origen del que procedemos. Pero, ¿sabemos valorar lo que nos rodea, siendo conscientes de que solo somos meros transmisores para los que vendrán? Al igual que ellos, que también lo serán.

El saber mantener y conservar  lo que tenemos, nos hará partícipes de poder apreciar correctamente la historia y aprender de ella de una manera sana. La realidad es que en solo pocas ocasiones, gracias a las cuales mantenemos con esfuerzo lo que se tiene, se realizan las cosas con conocimiento de uso. Con esto me refiero a todo lo relacionado con una herencia patrimonial, mueble e inmueble.

Intervención de reintegración. Fotografía propia.
Intervención de consolidación en esta Imagen de culto. Fotografía propia.

Valorar  lo que se tiene parte de que podamos ver más allá de nuestros fines cotidianos. El hecho de conservar, es una acción que realizamos para mantener algo que valoramos cerca de nosotros, de nuestra vida, porque nos es importante. Entonces, la acción se realiza individualmente, partiendo de la base de lo sentimental, de lo que nos resulta cercano a nuestra forma de vida y de ver la misma. Pero cuando la acción se vuelve conjunta, y los valores son los que conforman nuestra cultura, intentamos mantener al unísono el aprecio por  lo que nos rodea, ya que nos hace ser lo que somos.

La  importancia de conservar es necesaria, al igual que la necesidad en algunos momentos de saber mirar una intervención restaurativa. Ésta se encuentra sujeta a que sepamos ver cuándo una obra patrimonial necesita de esa ayuda, para poder seguir manteniendo su uso y función. Es entonces cuando se pone en marcha el proceso para recuperar la estabilidad estética  y funcional de la misma.

Los propietarios son los primeros que tienen la obligación de actuar, y comenzar a informarse de qué hacer en estos casos. Ponerse en contacto con Conservadores-Restauradores es el primero de los pasos. A partir de aquí, se comienzan a desarrollar las recomendaciones y la propuesta de trabajo que requiera dicha obra.

Labores de estudio antes de comenzar con la intervención. Imagen de culto. Fotografía propia.
Clavos oxidados extraídos de un lienzo. Fotografía propia.

El abordar una intervención desde la base, es el comienzo de  una nueva conexión que nos aportará de igual manera nuevos conocimientos a profesionales en el sector y propietarios, siendo estos datos documentales  importantes para engrandecer el valor artístico y sentimental de la pieza o conjunto patrimonial. Cada obra es un mundo, igual que cada uno de nosotros, con sus características y particularidades, acercándonos a la experiencia de poder tener entre nuestras manos toda clase de valores; desde los históricos más remotos, hasta los sentimentales más familiares. Es un aporte que enriquece el significado patrimonial, y que a la misma vez consolida estructuralmente la obra, devolviéndola a sus orígenes.

Los criterios establecidos en las metodologías de actuación están regidos por un aspecto importante: el respeto al original. De esta premisa, se puede decir que hay que ser educado en este orden, es decir, hay que mantener el original de la obra sin perder nunca de vista estos límites. Saber actuar y tener esto en cuenta, es llegar a un buen acuerdo entre restaurador  y propietario.

Partimos de la base  de que cada obra artística fue ejecutada por un autor, y que este se basó en una determinada función para hacerla única. Es este el principal valor que hay que saber conservar. De esta manera, podremos tener  algo inédito que nos mantendrá en un “punto y aparte” con respecto a lo demás existente. Como veis, es una muy buena razón para comprender el porqué hay que tener estos aspectos claros. El respeto al original, siempre tiene que condicionar cualquier actuación que se ejerza sobre nuestro patrimonio. Mantenerlo será ganar en valores.

El resto de  los pasos a seguir  siempre  estarán  supeditados a lo que la obra demande, siempre bajo unos criterios. Los estudios iniciales nos mostrarán cómo encauzar la metodología de trabajo. La información que se obtenga será determinante en la actuación posterior, situándonos en dónde encontrar el problema en concreto.

Otro de los aspectos a tratar y que sin lugar a dudas es de los más controvertidos en este ámbito, es el de culminar una restauración al máximo sin que se tengan datos de cómo fue en su origen. Como he comentado anteriormente, su originalidad es la piedra angular de toda obra artística, pero en ocasiones nos podemos encontrar con que no hay suficientes indicios que nos aporten datos para rehacer alguna parte perdida. En este caso, los profesionales de la restauración estamos obligados  a  no reponer esa pérdida, intentando a lo sumo matizar la zona dañada. Es necesario, y todo esto incluye una larga lucha de  visiones, educar sobre estos hechos en concreto. Inventar  una composición no sería  conveniente, implicando un añadido de nuevas formas y colores, rehaciendo de  manera imaginativa lo que pudo ser, o cambiando formas por el mero gusto estético. Tenemos que aprender a ver lo perdido, conservando lo que se mantiene como tal, y concienciarnos de que por malas acciones como el descuido, el olvido, el mal uso, o por incidente, pueden ser las causantes de pérdidas irreversibles. En algunos casos, llegándose a perder el cien por cien de la obra.

Si se hiciera uso de la reposición sin información original, no estaríamos hablando de la misma obra que fue en su origen, tanto por composición, como por estética y época, pasando a ser una obra contemporánea. Estaríamos hablando de una pérdida de valores. 

Como tal, vuelvo a poner en realce la importancia de saber conservar; teniendo en cuenta una correcta conservación se evitarían problemas futuros en obras artísticas.

HABLAMOS DE CONCIENCIACIÓN

El trato en labores restaurativas, tiene que realizarse con el personal cualificado para ello. Nos encontramos multitud de casos en los que se han intervenido piezas, causando más daños que soluciones. Una vez se ha empeorado el problema, se nos hace llegar la obra con el daño añadido. Es necesario una concienciación de base en la que la obra en concreto solo sea tratada por profesionales del sector de la conservación y restauración, esto  evitaría daños mayores. El preguntar es otra de las soluciones, acudir con la duda antes de actuar por cuenta propia, nos prevendría de lo que podría suceder.

Cata de limpieza en este lienzo. Fotografía propia.
Limpieza a mitad en el rostro de esta composición. Fotografía propia.
El antes de la limpieza de este «San José con el Niño». Pintura sobre lienzo. Fotografía propia.
El después de la limpieza de este «San José con el Niño». Pintura sobre lienzo. Fotografía propia.

Llegados a este punto, me gustaría hacer un inciso en el tema de las  limpiezas. Se trata de uno de los procesos más curiosos a nivel estético, ya que la obra recupera sus colores originales, algunos de ellos mostrando pinceladas ocultas y tonos vibrantes. De igual manera, es un proceso complejo, cargado de estudios y pruebas, que determinará las mezclas de disolventes adecuados para su correcta limpieza. Hay que tener en cuenta que para realizar esto, hay que estar formado en cuestiones de la profesión; ya no es solo saber priorizar valores, sino tener conocimientos en química comprendiendo la composición de las obras, y sabiendo ver su “cara B”, donde se muestran a nivel compositivo. No cabe duda de que la formación en la profesión es algo ineludible para practicar estas labores; de igual manera que es la parte más vistosa de una intervención, es una de las más complicadas de ejecutar. Su importancia dentro de un proceso es crucial, para devolver las características originales a una obra artística.

Desde las distintas vertientes que hemos comentado, nos lleva a preguntarnos qué ámbitos patrimoniales deberían de estar más supervisados, hablando desde un punto de vista conservativo, y cuáles deberían de pasar por procesos restaurativos. La importancia de que un legado patrimonial, sea cual sea su índole, pase de unos a otros, debería ser el principal objetivo a perseguir, y la correcta educación de valores e ideas con respecto a estos temas, debería de ser transmitida para poder actuar en consecuencia.

Natividad Poza Poza. Conservadora y Restauradora de Bienes Culturales.

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