Hola espectadorcillo, ¿qué tal lleváis las cosas? ¿Sois de los que ponen el árbol de Navidad un mes antes? ¿ya hacéis esas cosas típicas de sofá, chuches, chocolates, pelis y manta? Lo digo porque ya desde hace algunos días se vienen viendo anuncios de próximos estrenos en diversas plataformas de cine navideño jejeje.
Bueno con ese pequeño comentario demos por iniciado el post que lamentándolo mucho nada tiene que ver con la navidad. Volvemos con otra colaboración esta vez de la mano de Eva López Povedano, apasionada del cine y la fotografía, que cursa el Máster en Producción Artística en la Universidad Politécnica de Valencia tras haber realizado el grado en Bellas Artes en esta misma universidad. Esta joven que no hace mucho que comenzó a adentrarse en el mundo de la fotografía y el cine nos brinda un análisis sobre una de las películas que ha estudiado a lo largo de su preparación académica: La Ventana Indiscreta (Rear Window) de Alfred Hitchcock.
Alfred Hitchcock dijo una vez: «Si usted no experimenta un delicioso terror cuando vea ‘La ventana indiscreta’, entonces pellízquese… Posiblemente esté muerto». «La ventana indiscreta» era una de las películas favoritas de Hitchcock, como lo ha sido, y aún lo es tanto para el público como para los críticos desde que fue estrenada por Paramount Pictures en 1954.
“-A usted le gusta ‘La ventana indiscreta’ porque, no siendo habitual de Nueva York, no conoce bien Greenwich Village-. Le respondí: ‘La ventana indiscreta’ no es una película sobre la ciudad, sino, sencillamente, una película sobre el cine, y yo conozco el cine”. Cuenta François Truffaut que fue esta discusión, que mantuvo con un crítico americano en 1962, la que le provocó la necesidad de realizar la mítica entrevista que dio lugar a ‘El cine según Hitchcock’, el libro-entrevista que hizo que cambiase la consideración artística del maestro en todo el mundo. Truffaut decía que las películas de Hitchcock siempre trataban más del cine que de cualquier otra cosa, pero ninguna llevó eso más al extremo que ‘La ventana indiscreta’.
Esta truculenta historia fue escrita por John Michael Hayes a partir del relato corto del mismo título escrito por el genial escritor de novela negra Cornell Woolrich. Sin embargo, esta es una de las escasas ocasiones en que la adaptación cinematográfica de un relato es sensiblemente superior que el original literario. Esto es debido a que éste, al tratarse de un relato corto, no indaga en la psique de los personajes como si hacen tanto Hayes como Hitchcock.
Hitchcock consiguió, durante toda su carrera, seguir siendo un experimentador, llevar el cine al límite como reto esencial para cualquier nueva aventura. Aquí el desafío estaba en el punto de vista y, pragmáticamente, en el set necesario para ello.
Toda la película se desarrolla en un único escenario que llevó meses de planificación y construcción, este fue el plató 18 de los Estudios Paramount. Los decorados creados para la película fueron los más grandes que se habían construido hasta ese momento en dichos estudios, tenía 33 metros de ancho, 63 de largo y 10 de altura, con estructuras que se elevaban cinco y seis pisos. El resultado fue una construcción casi total de la manzana de apartamentos con 31 habitaciones, de las cuales 8 estaban completamente equipadas y amuebladas, con electricidad y agua corriente, además de un laberinto de escaleras de incendios, terrazas, un callejón, una calle y el fondo de la ciudad. Para conservar el foco de la dirección en su protagonista, Hitchcock nunca se movió del apartamento de este durante todo el rodaje. Se comunicaba con el resto del equipo de los demás pisos por radio.
La construcción de este escenario tuvo un coste de entre 75,000 y 100,000 dólares. Para el rodaje de la película, Alfred Hitchcock contó con un presupuesto de 1 millón de dólares que luego se multiplicó por 36 en los ingresos de taquilla ($36,764,313).
La ventana indiscreta supone en 1954 un salto cualitativo en cuanto a la forma de filmar se refiere.
La percepción centralizada propia de la puesta en escena del Sistema Clásico de Representación -paralela al punto de fuga de la perspectiva renacentista-, se fragmenta en un haz de puntos de vista que corresponden a las ocularizaciones de los personajes, principalmente a la del protagonista. Existe una deliberada ambigüedad entre esas miradas subjetivas y la «instancia objetiva» a la que remiten la mayor parte de los planos de una puesta en serie clásica (el equivalente visual del narrador omnisciente, el enunciador), de forma que acabamos preguntándonos: ¿quién mira realmente? Un fenómeno equivalente a esa ruptura de las líneas de fuga simbólicamente centralizados de la pintura del pleno Renacimiento, que se deshila en haces divergentes o descentralizados en las prácticas de los artistas manieristas.
‘Pero el peso del amor en la película no se queda solo en los dos protagonistas. Por encima de todo, ‘La ventana indiscreta’ es un compendio de gran parte de relaciones de pareja. Desde el plano inicial, que nos presenta a todas ellas, hasta el final, que nos muestra su evolución, en el gigante decorado de apartamentos tenemos a los recién casados que no paran de hacer el amor, a la solterona solitaria, al soltero social, pero sin verdadero compromiso, a la chica joven y atractiva rodeada de pretendientes que espera fiel a su novio militar, a la pareja madura y aburrida que centra todo su amor en su perro y, claro, al matrimonio fallido que acaba en asesinato. Esto, sumado a la pareja de enamorados incompatibles, forma un gran resumen de las relaciones en pareja. En conclusión, podemos decir que ‘La ventana indiscreta’ es, esencialmente, una película sobre el amor y el cine.
‘La señorita Lejeune, en el «London Observer», escribió que Rear Window era un film «horrible» porque había un tipo que se pasaba la película mirando constantemente por la ventana. Creo que no debió escribir que era horrible. Sí, el hombre era un voyeur, pero ¿no somos todos voyeurs?’ A. Hitchcock.
Basada en una historia corta de Cornell Woolrich y en dos asesinatos reales en 1910 y 1924, Hitchcock convirtió a su protagonista en un voyeur. Un mirón del misterio, como cualquiera de sus espectadores, pero que, por casualidad, consigue atrapar a un asesino. Al igual que la cámara que descubre una infidelidad adentrándose por la ventana al principio de ‘Crimen perfecto’ y un affaire en ‘Psicosis’, los descubrimientos propios de la intriga se equiparan con la obsesión cotilla por mirar qué lleva a cualquier espectador a ver con atención una película. Como Anthony Perkins descolgando el cuadro para observar a Janet Leigh a través del agujero en la pared en ‘Psicosis’, Hitchcock hizo de ‘La ventana indiscreta’ un compendio entre el placer y la identidad voyerista del cine y sus espectadores, de la mano de un protagonista cuya situación coincide con la de la cámara.
Hitchcock estaba explorando la naturaleza escópica del cine, advocada en algunas ocasiones, pero nunca abordada de manera tan reflexiva; y esa instrospección en la mirada de los personajes reveló que ésta iba asociada al deseo, una pulsión en la que frecuentemente se funden el amor y la muerte.
‘La ventana indiscreta’ obtuvo cuatro nominaciones de la Academia en las siguientes categorías: Mejor dirección (Alfred Hitchcock); Mejor guion adaptado; Mejor fotografía, y Mejor sonido, aunque ninguna de esas candidaturas resultó ganadora.
‘La ventana indiscreta’ es uno de los filmes más estudiados y que ha sentado las bases para el cine de suspenso moderno. Su guion y sus impecables escenas de suspenso han sido copiadas e imitadas en incontables ocasiones y para otros han servido de gran inspiración.
Según Eva, en este film, Hitchcock nos presenta a Jeff como un voyeur que disfruta viendo las vidas de los demás a través de su ventana, la cual es en realidad una pantalla de cine, con lo que Hitchcock estaba, en realidad, llamando voyeurs a todos aquellos que nos acercamos a los cines a ver películas. En cuanto a la trama, aunque parezca que la historia principal es la del proceso de desenmascación del supuesto asesino, creo que realmente la temática es el amor, ya que se ve en diferentes ocasiones a lo largo de la película, pero más concretamente la historia de amor entre Jeff y Lisa. Este no quiere casarse con Lisa porque lo que más valora el fotógrafo es su libertad y teme que al casarse con la chica adquiera unas responsabilidades con ella y sus futuros hijos que coarten dicha libertad. Esto es un punto clave para explicar lo que voy a describir a continuación, otro punto clave es que la película no empieza en el momento en que Jeff se acaba de romper la pierna, si no que empieza cuando éste ya lleva unos cuantos días postrado junto a su ventana. Esto supone que Jeff ha tenido tiempo de sobra para observar a sus vecinos y para ponerse en la situación de cada uno de ellos.
Pongámonos ahora nosotros en la situación de Jeff durante esos días que ha estado sentado frente a la ventana y que no se muestran en la película. Este es una persona, reitero, que lo que más valora en su vida es la libertad tanto en su trabajo como en su vida privada y que lleva unos cuantos días observando a sus vecinos incluyendo al matrimonio Thorwald, en el cual el marido tiene que ocuparse, cuando llega de trabajar, de su mujer la cual tiene que estar postrada en la cama por un problema de salud de larga duración que no se nos explica. Así mismo el marido tiene que soportar el mal humor de su mujer y sus continuas regañinas, por lo que Jeff al ver esta situación piensa lo siguiente: si yo estoy en su pellejo, atado de pies y manos a una persona enferma la mato, lo cual, como persona de recta moral, le escandaliza pero no puede evitar pensar en dicha posibilidad.
Un día Jeff (ya dentro de la película) se despierta y empieza a sospechar que lo que él había pensado, el señor Thorwald lo ha llevado a cabo. Por ello él es la única persona que está convencido que Thorwald es culpable, porque él habría hecho lo mismo en su situación (algo que no puede reconocer públicamente, lo cual le atormenta). Esta teoría nos lleva a dar la vuelta a toda la película, ya que el malo de la misma no es el señor Thorwald, si no el personaje interpretado por James Stewart, el cual no duda al poner en peligro la vida de su prometida con tal de demostrar que Thorwald ha asesinado a su mujer y así poder justificarse a sí mismo y no llegar a la verdadera conclusión de que Jeff es un enfermo mental.
Hay un pequeño detalle por parte de Hitchcock que refuerza estas suposiciones y es el siguiente, la señora Thorwald sólo aparece en pantalla en una única ocasión y se la ve desde lejos, pero se puede apreciar que físicamente es muy parecida a Lisa, la prometida de Jeff, lo que refuerza la suposición de que el matrimonio Thorwald es un reflejo del futuro matrimonio entre Jeff y Lisa. Otro detalle con la misma intención es cuando Lisa se introduce en casa de los Thorwald para recuperar la alianza matrimonial de la señora Thorwald y en un momento determinado se la pone en el dedo, lo cual se ve en pantalla en un primer plano a través de los prismáticos de Jeff. Para acabar, el supuesto final feliz en el que se ve a Jeff y a Lisa juntos y sonrientes en lo que, suponemos, son los días previos a su boda, se convierte en un final trágico para Lisa ya que se va a casar con un enfermo mental capaz de asesinar a su esposa con tal de preservar su libertad personal.
Bueno espectadorcillos, hasta aquí hemos llegado. Espero que os haya gustado este post que colaboración con Eva López. Y para los curiosos, os invito a visitar la cuenta de Instagram de esta joven artista @lope_photo
Un abrazo enorme