Estamos en días de transición, solo quedan unas horas para que de comienzo el Miércoles de Ceniza, y nuestra sociedad se prepara para recibir unas de las mayores y más importantes fiestas del año; la Semana Santa. En este artículo me voy a detener en la valoración del Patrimonio Inmaterial, ya que estamos en épocas proclives para eso, centrándome en la festividad popular como principal eje.
Hablar de la Semana Santa, es nombrar una tradición muy arraigada a nuestra cultura; se trata de una festividad, conocida también por “la Semana Grande”. Este documento se encontraría incompleto si no se explicase la definición primeramente de “fiesta”, entendida como tradición y ampliada a un término genérico; como el de “Semana Santa”, centrándose en la fiesta con todo lo que esto conlleva, y en el de su inmaterialidad. El concepto de fiesta, nos lo encontramos en las “raíces” del pueblo, en la manera de participación colectiva y por lo tanto, de expresión de ese ápice de afectividad, compartiendo todos un mismo momento y de relación con los demás. De aquí que la fiesta, entendida como algo cultural, algo que mueve a la sociedad, sea denominada “fiesta popular”. A raíz de esto, podríamos comprender ahora el primer concepto de la festividad denominada como “Semana Santa”, y a partir de aquí explicar el valor inmaterial, que se encuentra íntimamente unido al valor cultural.


La Semana Santa es una festividad que se celebra en distintas partes del mundo, pero con distintos matices, ya que no en todos los sitios se celebra de la misma manera; hay lugares que solamente remarcan los días más fuertes de la semana, estos son el Jueves Santo, Viernes Santo y Domingo de Resurrección, debido a que son los días donde se desarrollaron según las Sagradas Escrituras, la pasión, muerte y resurrección de Cristo. Sin embargo en otros lugares, esta festividad, como su denominación dice, se celebra durante toda una semana.
Este tipo de evento se realiza con la misma finalidad; la de exaltar y representar la pasión de Cristo y su resurrección, pero de diversas maneras. Cada lugar le impone su sello de identidad, es ahí donde nos encontramos la variedad cultural, y el arraigo por mostrar y vivir distintas maneras de llevar a cabo la fiesta.
Llegados a este punto, estaríamos hablando de “formas” que son impuestas por las sociedad, y estas dependerían del sistema cultural del lugar en el que nos encontremos.
En este caso, nos vamos a centrar en la festividad de la Semana Santa celebrada en nuestra península; se trata de un conjunto de “formas” que conllevan unas acciones, una manera de realizar las cosas, y lo más importante, la parte inmaterial, donde estaríamos hablando del alma de la fiesta, del culto en la calle de las imágenes representativas, donde estas toman el protagonismo. Es el sentimiento, la parte más íntima e identitaria de una comunidad, de la sociedad. Gracias a que es denominada como fiesta popular, esta sale a la calle, reúne al pueblo y todos conviven y expresan este sentimiento durante la duración de este evento, y esto pasa a formar parte de nuestra cultura. Una manera de vivir de forma más cercana con los nuestros, alentándonos a compartir con los que nos rodean momentos y vivencias, alrededor de una gastronomía típica, marcada por los acontecimientos y que indudablemente nos acompaña en esos días. Todo se junta; tradición, sentimiento, arte, sociabilidad, gastronomía,… es justo lo que se vive, es nuestra cultura.


Además, indicar que no solamente la representación , el acto en sí, es el atractivo de la fiesta, también tiene un papel importante y único, el lugar donde se desarrolla; este pone todo lo demás al cortejo procesional, sin éste la fiesta se encontraría incompleta. Si de una manera esquemática hubiera que indicar qué índice de importancia tiene el lugar donde se desarrolla la festividad de la Semana Santa, diría que el acto de representación, con lo que este conlleva, es el alma de la tradición; y la ciudad, sería el cuerpo, el medio por el que discurre. De esto, resaltar la importancia del lugar, que es la verdadera seña de identidad, lo que marca un punto, lo que rige ese matiz que permite hacer distinciones, entre una forma de realizarse y otra, la variedad, y por supuesto, el enriquecimiento de valores culturales que se consigue con todo esto para con nuestra Semana Santa.
No se puede omitir, como pasaría con cualquier fiesta popular, la cuestión de la perdurabilidad de la misma. Una fiesta popular, depende completamente de la aceptación y sobre todo de la implicación que la sociedad tenga sobre esta; si la sociedad no presta atención por realzar y darle la importancia que se merece, esa fiesta popular que en algún momento se creó, desaparecerá llevándose consigo una parte de la cultura del lugar. Estaríamos hablando de una pérdida del patrimonio inmaterial, catalogada en este caso como patrimonio etnográfico, que desembocaría en una pérdida cultural y en un empobrecimiento de la misma.
En el caso de la Semana Santa, es actualmente una fiesta muy arraigada, muy conocida, una fiesta que ha evolucionado, y en la evolución también tenemos que hablar de pérdidas; “formas” que se han dejado de hacer, con el paso de generaciones, para adaptarlas a otras que arrastran un mismo estilo, perdiendo la propia seña de identidad. Un hecho muy extendido, que ha supuesto grandes cambios y que puede conllevar el peligro de que la variedad cada vez sea menor. La evolución está en continuo movimiento, y los cambios deben de realizarse desde un consenso, intentando que las bases propias no sean modificadas.
Esta fiesta debe de seguir perpetuándose en el tiempo, nosotros debemos encargarnos de que esto suceda. La esencia pura, y el valor tanto material como inmaterial, debe seguir manteniéndose por generaciones, incluso creciendo de manera positiva, cuidando la variedad y añadiendo más matices que se suman a los ya conservados.
Natividad Poza Poza. Conservadora y Restauradora de Bienes Culturales.
(Imagen que encabeza el artículo; Santísimo Cristo de la Vera+Cruz y Sangre. Hermandad Sacramental y Reales Cofradías Fusionadas. Málaga. Fotografía propia)