Giovanni Papini (Florencia, 1881-1951), escritor italiano, decía que cuando era joven leía casi siempre para aprender, pero que conforme fue pasando el tiempo empezó a leer para olvidar. A día de hoy, yo también leo a veces para olvidar, y es que la lectura, más allá de ser una fuente de sabiduría, es una puerta a la evasión. La realidad no siempre nos gusta, nos topamos con dificultades, conflictos y traumas que nos originan ansiedad y muchos más problemas de tipo mental y físico que nos limitan la vida diaria. Para ello, nació la mediación cultural y la arteterapia. Para permitirnos transitar por caminos inexplorados repletos de arte que nos ayudan a superar (o a convivir con) ciertas etapas de nuestra vida.
La cultura es una manera que el ser humano tiene para apropiarse y ser partícipe de la realidad que lo rodea. Una herramienta que ayuda a vivir en el mundo. La cultura no sólo implica manifestaciones materiales, sino también aquellas inmateriales que nos permiten ser parte de una comunidad. Hablamos pues del conjunto de formas de pensar, hablar, actuar y hacer. Por otro lado, tenemos las producciones culturales materiales que le ofrecen la identidad a un pueblo. Estas son edificios, pinturas, esculturas, poemas, novelas, fotografías, y un sinfín de creaciones artísticas más (Cerlalc, 2022).
Asimismo, la educación, sin limitarla al ámbito de la enseñanza, hace referencia a un complejo fenómeno social y de interacción humana que se encuadra dentro de la cultura e incluye a familias, grupos, barrios, escuelas, etc. (Duarte, 2003).
Digamos entonces que la mediación cultural sería una suma de educación cultural y, como su propio nombre indica, mediación de conflictos, y que sirven de apoyo al ser humano en tanto y en cuanto este es capaz de hablar de sus propios traumas a partir del arte.
¿Y qué pensáis si os digo que se puede hablar de un trauma a través de la escritura? Pues me contestaréis que, obviamente, se puede. Si se puede hacer mediante una pintura, una fotografía o incluso una actuación, más aún se podrá por medio de la palabra. Alerta, aquí estamos hablando de arteterapia, que es un término diferente al de mediación cultural. ¿En qué se diferencian? Los límites aún no está muy claros, y se debe investigar mucho aún para conocer bien las franjas de actuación de cada uno, pero en lo básico, podemos afirmar que la arteterapia se apoya en técnicas psicológicas y pedagógicas con el objetivo de conseguir un bienestar físico y mental en la persona, mientras que la mediación se centra más en la resolución de un conflicto o en conseguir mantener una relación sana entre los sujetos, y conseguir el acuerdo o el entendimiento a través de la creación artística (Moreno, 2016).
Bien, una vez entendida esta diferencia, centrémonos en la palabra. La verdad que es bien bonito el concepto, y digamos que es aquella capaz de dar un significado profundo al mundo. Configuran símbolos y creencias por medio de narrativas que se pueden expresar de forma oral o escrita (Cerlalc, 2022). En la pregunta, ¿qué fue antes, la palabra o la imagen? las respuestas son diversas, y aunque aún a día de hoy se sigue investigando, la realidad es que ambas se retroalimentan. La palabra le da forma a un mundo que se representa a través de la imagen, y la experiencia nos ayuda a darle voz y significado. La literatura es, al fin y al cabo, un medio a partir del cual representar la realidad, un reflejo de la vida real, del drama humano y de su complejidad. Al escribir sobre nuestros traumas, generamos comprensión y empatía, y es en esta génesis donde podemos encontrarnos con una breve iniciativa de transformación social. Hablar sobre lo que le ocurre al personaje de nuestra historia nos hace canalizar aquello por lo que hemos pasado pero de lo que no somos capaces de hablar sin miedo a parecer vulnerables ante un mundo que, a menudo, tiende a juzgar. Este temor se evapora cuando quien habla es otra persona ajena a nosotrxs mismxs, y a la vez nos permite crear mundos que, por qué no, pueden ser reales si lo queremos. Es, por lo tanto, una forma de cohesión y cambio.
La lectura y la escritura pueden convertirse en un espacio para pensar, reflexionar y hablar de aquello de lo que nunca hemos hablado por miedo o vergüenza, ayudándonos a enfrentar lo nuevo que está por llegar y que a menudo genera ansiedad. Son muchos los libros que, a lo largo de la historia, han cambiado el mundo. Libros como La divina comedia (1307) de Dante Alighieri, que contribuyó a la afirmación de la identidad lingüística italiana, Manifiesto Comunista (1848) de Karl Marx y Friedrich Engels donde se discute la lucha de clases y los problemas con el capitalismo, 1984 (1949) de George Orwell en el cual el propio escritor introdujo conceptos como “el gran hermano” o la policía del pensamiento al tratarse de novela distópica, El segundo sexo (1949), de Simone de Beauvoir, libro cabecera del feminismo o Una habitación propia (1929), libro del que siempre hablamos y que supuso una reflexión sobre el papel de la mujer en el mundo de la literatura. Por supuesto, son muchos más los que han supuesto un cambio a nivel social, político y cultural, estos son sólo algunos de los ejemplos que nos confirman la capacidad de renovación, ruptura y transformación que tiene la literatura sobre el mundo.
Por ello, la mediación es de gran importancia en la vida del ser humano, porque se convierte en un modelo para revertir muchos de los conflictos con los que nos encontramos en nuestras vidas, y a su vez una terapia personal para conseguir sacar esos traumas que nos impiden avanzar.
Esta publicación ha sido un poco más académica que las demás, siento tanto texto pero me parecía relevante poder hablar de esto ya que, a menudo, no somos conscientes del poder del arte. Su capacidad de transformación es de gran magnitud, pero por miedo, los gobiernos no suelen dejarlo actuar, a no ser que sea para su propio beneficio. Porque el arte, la cultura, la filosofía, las humanidades… conllevan una reflexión interna y suponen desarrollar una capacidad de simbolización que nos permita comprender cómo funciona el mundo y cómo funciona el ser humano, y cómo no, eso resulta ser peligroso para el bienestar físico, mental (y por supuesto económico) de nuestros políticos.
Así que ya sabéis, os animo a leer, a escribir, a visitar una exposición, a ver ese vídeo de YouTube donde te explica toda la historia del arte en ocho minutos, a escuchar un disco entero de tu artista favorito, fotografiar, ver películas y series y, por supuesto, a pensar mucho. Pensar en muchas cosas, aunque den miedo, para poder comprender. A nosotrxs y a quien nos rodea.
Y me despido con una frase de mi querido compañero y amigo Nico…¡Que el arte nos salve de la vida!
Un abrazo fuerte y cuidaos mucho, que lo necesitamos.
Bibliografía
CERLALC. (2022). Estrategias de mediación cultural en emergencias: lectura y escritura como refugios simbólicos. Tomo I. Centro Regional para el Fomento del Libro en América Latina y El Caribe. Bogotá, Colombia.
DUARTE D., J. (2003). Ambientes de aprendizaje: una aproximación conceptual.
Revista Iberoamericana de Investigación, 33(1), 1-18. Disponible en https://
rieoei.org/RIE/article/view/2961/387
MORENO González, A. (2016). La mediación artística. Arte para la transformación social, la inclusión social y el desarrollo comunitario. Ediciones Octaedro S.L. Barcelona.