¡Hola a todos y a todas!, espero que estéis llevando lo mejor que podáis estos primeros días del 2022. Hoy es el Día de Reyes, un día mágico para la mayoría de casas en nuestro país, y si no lo es para ti, ¡pues no pasa nada!, días especiales hay todo el año y lo son por la magia que desprenden las personas, no lo olvidéis nunca.
No sé cómo habrá ido vuestro año, así en modo resumen, y creedme que me encantaría saberlo así que si estáis dispuestos/as a compartirlo, por favor no dudéis en hacerlo en comentarios o a través de nuestras redes sociales. El mío ha sido un poco montaña rusa, con unos últimos meses complicados, pero si algo me ha alegrado especialmente este año ha sido esta revista que tantas alegrías nos está dando. Al fin y al cabo, es un medio a través del cual no solo difundimos contenido, sino que nos expresamos. Y con lo que a mí me gusta escribir…
Y leer. Y por eso os traigo hoy un resumen de lo que ha sido mi año en lecturas. Sí sí, como lo oís. Os voy a contar cómo me he encontrado, qué emociones he sentido a lo largo de estos 365 días del año a partir de los libros que han pasado por mi vida. Además, se me ocurrió la (yo sé que genial) idea de añadir una canción que me recuerde a esa lectura y, por consiguiente, a lo que sentí mientras la leía.¿Preparados/as? Pues manos a la obra:
Why can’t you, why can’t you, just let me go?, con “Cazadores de sombras: Ciudad del Fuego Celestial” de Cassandra Clare

Me despedí del peor año de nuestras vidas, ese en el que una pandemia paralizó el mundo entero, con el último libro de la Saga de Cazadores de Sombras, de Cassandra Clare. Este libro se publicó en 2014, aunque yo no lo había leído hasta el momento. Su lectura supuso una despedida perfecta de un año raro. Esta saga llevaba acompañándome desde mi adolescencia, era mi saga favorita junto con Los Juegos del Hambre y decirle adiós después de tanto tiempo juro que me dolió. Fue como despedirme de esa parte inmadura y alocada que devoraba libros en el instituto mientras se imaginaba que un mundo como el de Cazadores de Sombras podía ser real, con personajes con los que había crecido y con los que me sentía identificada como Isabelle Lightwood, o Clary Fray, e incluso conocí a un amor platónico: Jace Lightwood. Como imaginaréis, se me hizo complicado llegar al final de las páginas y si os habéis terminado una saga que ha marcado vuestra vida alguna vez me entenderéis.
La canción con la que identifico esta etapa de mi vida es Prisoner de Miley Cyrus y Dua Lipa, dos diosas de la música a las que adoro y que hicieron esta maravillosa canción que sonaba todos los días en mi aplicación de Spotify.
No es vida de rico, pero se pasa bien rico…, con “El Nombre del Viento” de Patrick Rothfuss.
El 2021 empezó nada más y nada menos que encerrándome. Lejos de mi familia, lejos de mi pareja, en una ciudad a cinco horas de mi hogar. Por aquel entonces estudiaba en Cáceres y en Extremadura, tras la navidad, las cosas empezaron a ponerse muy feas así que se cerró todo. Y cuando digo todo, me refiero a todo excepto farmacias, centros de salud y supermercados. El toque de queda era a las diez de la noche, las carreteras estaban vigiladas porque no se podía entrar ni salir de la ciudad. Estuvimos con estas restricciones desde inicios de enero hasta aproximadamente mitad de febrero, así que ya os podéis imaginar qué hice durante todo ese tiempo: leer. Tenía algunos exámenes, poca cosa que me preocupase, y como sólo podía ir de excursión al Mercadona con mis compañeras de piso, la mayor parte del tiempo la dedicaba a leer esta maravillosa novela.

También coincidió con un mes que estuve muy mal de salud. Tuve muchas visitas a médicos y centros de análisis, y pasaba mucho tiempo en cama descansando porque la mayor parte del tiempo me costaba moverme por el piso. Y lo mejor de todo es que, aunque a priori lo leáis y penséis que es una pesadilla de verdad, a día de hoy recuerdo esta etapa con mucha añoranza. El Nombre del Viento me sirvió para evadirme un poco de la situación, le presté mucha atención a su historia, a sus personajes tan cautivadores, su lenguaje especial… Mis compañeras, además, fueron un gran apoyo. Y tanto sin ellas, como sin la lectura, el mes se me hubiera hecho mucho más duro de lo que en realidad fue.
Hoy recuerdo El Nombre del Viento con un cariño impresionante, convirtiéndose sin lugar a dudas en una de las mejores lecturas de mi vida. A ella, le acompañó mucho la canción de Una vida de rico de Camilo. Lo sé, no pega nada. Pero la escuchaba todo el rato y hasta una de mis compañeras acabó realmente harta de que la pusiera. A día de hoy se ha convertido en nuestra canción. ¿Por qué la escuchaba? Además de por aburrimiento, porque la letra me recordaba que a pesar de lo que estaba viviendo era muy afortunada de tener a las personas que me acompañaban, tanto físicamente como en la distancia, en ese momento.
Pero con la misma que has vení’o te puedes ir yendo, con “Balada de pájaros cantores y serpientes”

Los meses siguientes se sucedieron de forma armoniosa y equilibrada. Bueno, lo que es para mí “equilibrado”, que viene a ser algo así como “un caos soportable”. Era un libro que tenía muchas ganas de leer, teniendo en cuenta lo fan que soy de Los Juegos del Hambre, y que sin embargo me decepcionó en muchos sentidos. Tanto, que tardé meses y meses en conseguir acabarlo. No se me hizo una lectura amena, tampoco entretenida. Me gustó leerla porque entendí algunas cosas del origen de los juegos del hambre, pero sin más. Sorprendentemente, no coincide mucho con mi estado de ese momento. La recuerdo como una etapa de superación y felicidad. Llegó la primavera, que para mí es la estación perfecta, además de mi cumpleaños. Bueno, digamos que el estado era “ni tan mal”.
La canción que me acompañó a lo largo de esta lectura es la de Los Tontos, la versión del Tiny Desk de C.Tangana con Kiko Veneno. La escuchaba a todas horas, sobre todo de camino a las prácticas.
Todo el mundo tiene una infancia que resuena en las esquinas de su casa…, con “El viaje de Chihiro. Nada de lo que sucede se olvida jamás” de Álvaro López Martín.

El día de San Valentín me regalaron esta maravilla de libro que he ido leyendo hasta ahora poco a poco. El mejor regalo que me podían hacer. Este libro supone una vuelta a mi infancia, a una de mis películas favoritas, la que me marcó tanto en mi niñez. He visto esta película tantas veces que prácticamente me considero una experta del mundo de Chihiro, y este libro me ha ayudado a convertirme en ello. A lo largo de este tiempo, he ido leyendo otras cosas a la par que leía este libro donde se hace un análisis exhaustivo de la película, de principio a fin, comentando escenas, símbolos, diálogos, personajes, incluso comidas y lugares que aparecen en el film. Lo he querido hacer así porque era una lectura que quería, ante todo, disfrutar. Y vaya si lo he disfrutado. ¡Como una niña! Ha supuesto una introspección, un adentramiento en esos recuerdos lejanos de la infancia. Y a ello le ha acompañado la canción de Los jardines de marzo de La Bien Querida.
¡Os prometo una reseña pronto de esta obra maestra!
Do you want to go to the Plage with me?, con “La Música de los Huesos” de Nagore Suárez

Llega septiembre, nueva etapa, nuevo hogar. Esta vez más cerquita de casa. Supuso un paso gigantesco para mí, en muchos sentidos. Económico, sentimental, emocional… Me mudé con mi pareja y mi gatita a lo que hoy considero mi hogar. El sitio donde busco calor después de un duro día de trabajo. La Música de los Huesos, libro del que ya publiqué reseña, me acompañó a todas partes. A la universidad, al metro, al supermercado, al parque… una lectura que me cautivó y me dio fuerzas para, al igual que Anne, emprender una aventura que me daba vértigo y miedo, mucho miedo. Plage fue la canción elegida para escuchar a todas horas y, especialmente, en esos momentos de relajación máxima en los que devoraba la novela. Por cierto, esta canción la conocí gracias al libro que, como ya os comenté en su publicación a la que podéis acceder pinchando aquí, utiliza canciones como títulos de capítulos. ¡Menuda fantasía!
Yo nací para ser perra, por favor dejadme serlo…, con “Una Habitación Propia de Virginia Woolf”

Antes de empezar a conocerme, tuve que llevar a cabo una pequeña revolución interna. ¿Quién soy, quién quiero ser, qué quiero en mi vida? Muchas preguntas que tuve que responder poco a poco. Una Habitación Propia es un ensayo de la gran Virginia Woolf, una auténtica influencia para mí. Este ensayo, al que ya había “metido mano” (ups) alguna vez pero sin llegar a acabarlo me ayudó a comprender ciertas cosas de mi vida y de la sociedad. Fue un “boom”, una bofetada en toda la cara. Ya hablé del ensayo en la publicación sobre el Debate de Carmen Mola que podéis volver a leer aquí, pero quiero matizar de nuevo que es un libro que todas, y todos, deberíamos leer alguna vez en la vida para entender por qué una mujer necesita tener una habitación propia para crear y, como siempre digo, crearse a sí misma. Además, la canción de Perra, de Rigoberta Bandini era perfecta para rematar la lectura.
Mira que el tiempo no para, y que los monstruos sólo están en tu cabeza…, con “En los Zapatos de Valeria” de Elísabet Benavent

¡Y llegamos al final! A una etapa que se me ha hecho especialmente dura y cuesta arriba. Ya he hablado en varias ocasiones de la salud mental, y la necesidad de cuidarnos y mimarnos, y de alejarnos de aquellas personas, prácticas y cosas que nos hacen mal. Para mí, estos últimos meses han sido un “mirar hacia dentro” completo. Me aparté, me aislé, conocí la soledad y le sonreí con ganas. Lo necesitaba, y aunque es un proceso duro y que duele, aquí estoy. En los Zapatos de Valeria me ha guiado en este transcurso de autoconocimiento. Y junto a esta novela, la canción de Monstruos de Leiva ha sido mi banda sonora oficial.
Haré una reseña de este libro, pero os adelanto que no ha acabado como empezó. Al principio me aburría, no era lo que esperaba. Después se convirtió en un descubrimiento. Cada pasito que daba Valeria, lo daba yo. Me sentía identificada con ella (no tanto en el amor, pero si en su forma de conocerse a sí misma). Desde que vi la serie, me sentí una Valeria más de la vida, sin pasta, queriendo escribir todas las cosas que tiene dentro de su cabeza, a la vez que comienza a saber quién es ella realmente. Pelirroja además (ejem ejem)… pero eso es lo que me gusta tanto de Valeria y de lo que ha creado Elísabet Benavent con este personaje, alguien con la que cualquier mujer puede sentirse identificada.
Como veis, todas y cada una de estas lecturas han supuesto un crecimiento personal a lo largo del año. Cada una de ellas me ha traído una enseñanza, y es lo bueno que tienen los libros, que todos te enseñan algo nuevo. Ahora bien, si queréis saber cuál de todas las lecturas ha sido mi favorita me decantaría por El Nombre del Viento o Una Habitación Propia. Ambas son lecturas que me han teletransportado a una realidad diferente. Por un lado, El Nombre del Viento me trasladó a un mundo mágico que me ayudó a salir de la situación que estaba viviendo. Por otro lado, Una Habitación Propia me descubrió una realidad enmascarada, en la que ya me había parado a pensar alguna vez, pero que gracias a ella pude reflexionar de forma más profunda.
Y ahora sí, amigos/as lectores/as, ha llegado el momento de que me despida. Solo puedo daros las gracias, a las personas que han estado detrás de la pantalla leyendo mis publicaciones cada mes. Sin vosotras/as, esta revista no sería real.
Y como dije hace poco, igual al 2022 también tenemos que mandarlo a la mierda, pero sea como sea, pase como pase, aprenderemos de él y de las lecturas que nos traiga.
¡Un abrazo enorme y hasta la próxima!