El verano de 2021 se iniciaba con una llamada de emergencia. Comenzaron a saltar las alarmas en lo que respecta a un tema de vital importancia: la salud mental. Varias noticias se amontonaban en las redes sociales y los telediarios. Noticias que hacían un llamamiento especial, y es que en la actualidad, la COVID no es la única pandemia que estamos viviendo. La salud mental se ha visto fuertemente golpeada en los últimos años, especialmente en la juventud que tiene que hacer frente a multitud de problemas intrínsecos, como la salida de la universidad, la entrada en el mundo laboral, exámenes, oposiciones y demás cantares, y a problemas que se le han ido uniendo con todo lo que ha ido llegando, como la crisis sanitaria y la crisis económica, que ha traído consigo el paro juvenil, el retraso de la edad para poder independizarse y un largo etcétera. Actualmente, vivimos en una constante ola de suicidios, estrés, ansiedad y depresión que está causando una gran mella en la mente de las personas, especialmente de las más jóvenes. El mal uso de las redes sociales, los conflictos, las crisis políticas y económicas o las relaciones tóxicas son algunos de los motivos por los que la juventud sentimos cada vez más la depresión de vivir en un mundo que nos pone las cosas muy difíciles. Y no se trata de una broma o un simple pensamiento negativo sino de, como he dicho al principio, una llamada de emergencia.
Confieso ser una de esas personas a las que el deterioro de la salud mental le ha dejado huella. Bueno, yo creo que a estas alturas todos y todas podemos confesar lo mismo. A lo largo de muchos años he ido superando el miedo de sentir que en mi cabeza hay cosas que no van bien, pero, sinceramente, ¿quién no ha sentido ese miedo? Las ganas de acurrucarse en la cama, bajar las persianas y decir “hasta aquí”, parar y comenzar a cuidar aquello que nos mantiene con vida, nuestro cuerpo y nuestra cabeza. Algunes diréis, “¡Madre mía, cómo comienza esta chica septiembre!”, y yo sin embargo no hubiese encontrado una mejor forma de retomar de nuevo este proyecto. Porque en él difundimos el arte, la cultura y apoyamos a la gente joven, comprendemos lo difícil que es sobrevivir en este mundo pero, a la vez, somos muy conscientes de que lo que hacemos es una de las mejores armas para combatir el caos y la incertidumbre. Una vez, un profesor de la universidad me dijo que había oficios esenciales que salvaban vidas, como la medicina, y oficios importantes que ayudaban a mejorar el mundo. Nosotros/as formamos parte de esos oficios importantes capaces de evadirnos a otras realidades o de hacernos chocar contra el suelo. El arte es sensibilidad y reflexión, y como tal, puede ser una herramienta perfecta para mitigar esa sensación de ansiedad y estrés en estos duros momentos que estamos viviendo. Seguro que habréis oído hablar de la arteterapia, como también imagino que habréis oído hablar de la escritura o la lectura terapéuticas. Ambas terapias han demostrado ser muy eficaces.
En el caso de la escritura terapéutica, esta tiene su base en la necesidad de expresar nuestras emociones. Sobre todo en aquellos momentos de angustia y ansiedad donde se nos hace difícil hacerlo de manera verbal. Es usada desde la terapia psicológica y ayuda, principalmente, a hacer conscientes los pensamientos y los sentimientos[1]. En mi caso, os haré una nueva confesión, y es que yo practico esta terapia prácticamente a diario. No solo porque me guste escribir, sino porque hace un tiempo me la recomendó una profesional para calmar mi ansiedad. Concretamente, lo que hacía era escribir en una libreta que dedicaba exclusivamente a esta técnica cinco cosas negativas y cinco cosas positivas que me habían pasado en el día. A esto, normalmente le acompañaba un dibujo o una reflexión sobre algo que me preocupaba. En ese momento notaba como mi mente comenzaba a relajarse, el traslado de las palabras al papel se convertía en un proceso de sanación mental. Además de esta técnica, el escribir poemas o relatos siempre me ha ayudado a combatir los monstruos de mi cabeza. Desde bien pequeñita, recuerdo que mis objetos favoritos eran un papel y un lápiz, a lo que se le sumó un libro, y estos me ayudaban a vagar por otras vidas que hacía mías y a comprender mejor los problemas ajenos.
En esto último, la lectura terapéutica hace un gran trabajo mejorando la empatía y haciéndonos conocer otras circunstancias que pueden convertirse en realidad. Además, dedicar un rato a leer antes de irnos a dormir puede llegar a ser una cura para el estrés. Pasar las últimas horas del día leyendo un libro libera el flujo de pensamientos de todo lo que ha pasado y está pasando en nuestra vida, pues para adentrarse en una historia se necesita de un gran poder de concentración y puede considerarse prácticamente una forma diferente de meditación, de conocer los problemas de otras personas y sentirnos identificades, descubrir personalidades, otras formas de pensar, o sentir miedo y felicidad. En mi caso, diré que lo último que hago antes de acostarme es leer, lo que sea que esté leyendo en ese momento de mi vida. Aparto el móvil, me despido de la gente y del barullo de las redes sociales y coloco mis ojos y mi mente en un mismo eje. Para mí, es como adentrarme en un mundo paralelo. Es como si ese pequeño periodo de tiempo estuviese dedicado a desaparecer de esta realidad para aparecer en otra en la que conozco a todos los personajes que la protagonizan. El resultado de esto es que soy capaz de dormir como un lirón.
En resumen, leer y escribir pueden resultar una forma de conectar con nuestra cabeza y de combatir aquellos males que afloran en nuestras mentes. Y no sólo leer y escribir, sino también pintar, escuchar música, cantar, tocar algún instrumento, hacer deporte, fotografiar, actuar, viajar, y en definitiva dedicarnos en cuerpo y alma a aquello que nos hace felices. Todo lo que nos haga bien es un buen ansiolítico para nuestra salud mental. Y esto, por supuesto, incluye también a personas. Debemos aprender a alejarnos de la toxicidad, lo que emocionalmente nos repele y nos hace querer huir. Alejarse de aquello que hace mal no es un acto de cobardía sino todo lo contrario. Lo mismo pasa cuando necesitamos parar. Vivimos en un mundo estresante, con trabajos estresantes y personas que nos estresan más aún. Pero independientemente del mundo en el que nos haya tocado vivir, nuestro deber como personas es priorizarnos y por ello, en ocasiones, tenemos que decir “basta”. Porque no tenemos que poder con todo. Y refugiarnos en esas pequeñas cosas que nos hacen reconectar no es una huida, sino una escapada a nuestro yo interior para conocerlo mejor.
Como dijo Simon Biles, la gimnasta estadounidense que rechazó seguir participando en los JJOO de Tokyo 2021 por su salud mental[2]:
“Tenemos que proteger nuestros cuerpos y nuestras mentes y no hacer siempre lo que el mundo quiere que hagamos”
Simon Biles (2021).
Y es que nuestro cuerpo es como un edificio y nuestra mente es el cimiento que lo sostiene. Para mantenernos con vida, debemos cuidar con cariño ese cimiento y protegerlo. Al fin y al cabo, es una cuestión de vida o muerte. Ni que decir cabe que la asistencia a terapia profesional es el recurso al que debemos recurrir en estos casos. Si te encuentras mal, visita a unx profesional para que te aconseje y te guíe en este proceso de curación personal. Y por supuesto, desde Arto & Claro, y más concretamente desde la sección de la que me encargo, os mandamos todo el apoyo del mundo en estos momentos tan difíciles. Como dijo la gran Virginia Woolf, a la que estoy siempre nombrando en mi sección, “No puedes encontrar paz evitando la vida”. Tenemos que aprender a convivir con todas esas bestias que nos persiguen, porque si hoy son unas, mañana serán otras diferentes. Y así, con todo lo que conlleva ser humano, haremos frente a esa vida que nos quita y nos regala tanto.
Ha sido un auténtico placer para mí haber podido desahogarme con todes vosotres. Espero de corazón que pronto comencemos a tomarnos más en serio la salud mental y que hagamos del mundo, con todas las herramientas que tenemos a nuestro alcance, un lugar más cómodo en el que habitar en cuerpo y alma.
[1] RULL, Ángel. Escritura terapéutica: ejercicios sencillos para el día a día. “El Periódico” [periódico digital]. 15 de marzo de 2019. Enlace: https://www.elperiodico.com/es/ser-feliz/20190315/escritura-terapeutica-ejercicios-sencillos-7338682 (Consultado el 28 de agosto de 2021).
[2] ARRIBAS, Carlos. Simon Biles se retira de la final por equipos por un problema de salud mental. “El País” [periódico digital]. Enlace: https://elpais.com/deportes/juegos-olimpicos/2021-07-27/el-eclipse-de-simone-biles-hace-campeona-a-rusia.html (Consultado el 28 de agosto de 2021).
Este tema me ha encantado. Este mes suele ser para algunas personas un mes de tomar bastantes decisiones o el principio o fin de alguna etapa y puede ser muy estresante, y la verdad es que leer y escribir ayuda muchísimo a aliviarse y a aclarar las ideas.
¡¡Totalmente de acuerdo!! por eso tenemos que cuidar tanto nuestra mente y priorizarnos:)